Un clásico en la cocina española con un toque diferente: cambiamos la patata por el boniato. Para poder disfrutar del almidón resistente, intenta tener cocido el boniato el día anterior y reservado en la nevera.
Un plato rico en DHA y taurina con el que disfrutar de una manera muy sencilla.
1 kilo boniato
Pimentón
Aceite de oliva virgen extra
Sal gruesa
Preparación
Si el pulpo es fresco, conviene que lo congelemos previamente. En la víspera del cocinado lo sacamos a la nevera para que se descongele lentamente.
Ponemos a calentar agua en una olla alta y cuando esté a punto de hervir «asustaremos» al pulpo 3 veces, esto es, lo introduciremos y sacaremos 3 veces para terminar dejándolo en la olla. En cuanto el agua empiece a hervir contamos 30 minutos y ya tendremos el pulpo cocido. Podemos comprobar si está bien cocido pinchando en la parte más ancha de los tentáculos y comprobando que ofrece la misma resistencia que ofrecería una patata cocida.
Cuando esté cocido, lo dejamos reposar en la olla otros 25 minutos. Pasado ese tiempo lo sacamos a una fuente y dejamos atemperar lo justo para no quemarnos.
En el mismo agua donde hemos cocido el pulpo cocemos el boniato.
Mojamos un plato de madera con un poco del agua de la cocción. Disponemos el boniato cortado en rodajas sobre él. Cortamos los tentáculos de un centímetro de grosor aproximadamente y la cabeza en trozos pequeños y los vamos depositando sobre el plato.
Echamos sal al gusto, espolvoreamos pimentón y regamos con un buen chorro de aceite de oliva.
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