En estos días de Navidad… ¿quién quiere oír consejos de Nutrición? La comida es un acto social y, por ello, va a estar en el centro de muchas reuniones y fiestas con familiares y amigos. No lo podemos negar. En estos saraos los médicos y nutricionistas nos convertimos ¡sin pretenderlo! en los mayores aguafiestas: nos ven como los pepito grillo de la dieta y surgen las culpas (¡aunque no abramos la boca para hablar!).
¿Sabes? Se puede comer bien también en Navidad. ¡Venga ya! ¿Sí? ¡Sí!
Te doy algunos trucos para compensar los excesos que puedas hacer en Navidad.
Trucos para compensar los excesos de Navidad
Hace años, cuando los recursos económicos eran más limitados y el acceso a alimentos “de capricho” (como refrescos, dulces o aperitivos) quedaba restringido a los días de fiesta, los festines de Navidad no suponían un problema de salud, sino más bien una de las pocas oportunidades del año de rellenar las reservas energéticas y recibir un aporte extra de determinados nutrientes. Actualmente, sin embargo, en estos tiempos de opulencia en los que prácticamente a diario se cometen excesos nutricionales, este plus de Navidad supone una carga más al lastre que nuestro cuerpo debe acarrear, y se traduce en crisis depurativas agudas (cólicos, trastornos intestinales, catarros de vías respiratorias), exacerbación de dolencias crónicas (psoriasis, dolores articulares) o un incremento de peso.
Vamos a ver algunos trucos que doy en mi consulta para minimizar los daños por los excesos de las comidas de Navidad.
- Evita tomar fruta de postre y resérvala para los tentempiés de media mañana y media tarde o para empezar el día. Si no, sufre un proceso de fermentación en el estómago que te resultará muy molesto y favorecerá que ganes peso. Sí puedes tomar papaya y piña: al ser frutas ricas en papaína (una sustancia que digiere las proteínas), tomarlas como postre te ayuda con las digestiones pesadas de las carnes densas, como el cordero o el cochinillo.
- Combina bien los alimentos: lo ideal es acompañar la carne o el pescado con verdura, como por ejemplo unas zanahorias al vapor, cebollas pochadas, una ensalada verde, espinacas cocidas, judías salteadas, etc. Estos alimentos contribuyen a una mejor digestión de las proteínas de origen animal. Lo contrario ocurre cuando acompañamos la carne o el pescado con alimentos ricos en almidón, como la patata, el pan o la pasta, que aumentan la sensación de pesadez, o la mezcla en una misma comida de carne y pescado, dos proteínas de diferente naturaleza incompatibles entre sí. Aquí tienes un artículo completo sobre la combinación de alimentos.
- No quiero aguar ninguna fiesta, así que come dulces si es lo que deseas pero elige los de mejor calidad, que son, en general, los artesanales y tómalos fuera de las comidas. Si no puedes resistirte a la tradición de los postres navideños, elige los dulces naturales tan típicos de estas fechas: frutos secos (nueces, avellanas, piñones, etc.) y frutos deshidratados (orejones, pasas, higos pasos, etc.). Los dulces navideños son también un buen recurso para la montaña: puedes llevar un trozo de turrón a modo de barrita energética. Quizás esto te anime a salir de casa y hacer alguna excursión, ¡otro recurso excelente para compensar los excesos de Navidad!
- Haz semiayunos: después de una comilona lo mejor es dejar pasar más horas de las habituales sin comer o tomar únicamente agua, infusiones, caldos de verdura o fruta fresca. Por ejemplo, en la cena del día de Navidad toma únicamente un caldo de verdura o nada, solo agua. Alarga el período natural de ayuno fisiológico que supone el sueño, saltándote la cena o el desayuno del día siguiente. Por ejemplo, en el desayuno posterior a la cena de Nochebuena limítate a una pieza de fruta (entera, no en zumo) y una infusión. Si quieres saber todo sobre el ayuno intermitente tienes un artículo completo en el blog.
- Elimina toxinas: ¡bebe! Empieza el día con un vaso de agua en ayunas, y para ayudar a limpiar el aparato digestivo y ese gran filtro natural que es el hígado, añade el zumo de medio limón. Y bebe entre horas, un traguito de agua a cada rato. De este modo ayudas al riñón a depurar las toxinas derivadas de los excesos de las comidas de Navidad.
- Haz ejercicio físico y a ser posible en el exterior para beneficiarte también de la capacidad del pulmón de expulsar toxinas mediante la respiración. Si puedes hacerlo en un entorno natural (el campo o la playa), ¡todavía mejor! Además de reunirte con los tuyos alrededor de la mesa, las caminatas, las excursiones o los partidillos de aficionados son una buena excusa para estar con los seres queridos en Navidad.
Come bien, hidrátate, muévete y disfruta de la Navidad. ¡Felices fiestas!
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